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¿Hay un movimiento de contrarreforma en la actualidad? Parte II

 

La predicación expositiva, distintivo o fundamento

 
Antes de conocer la fe bíblica e histórica de la Reforma, tuve la oportunidad de ser entrenado en la predicación por un pastor bautista general, al que le debo mucho, aún hoy lo llamo para recordarle lo mucho que lo aprecio y que le debo, principalmente porque él me preparó a mí y por lo menos a 40 pastores más en lo que se conoce como, predicación expositiva.
 
Vienen a mi memoria el recuerdo, que en las clases de homilética y homilética avanzada, se trabajaba mucho en aspectos que no parecían tener relación con la exposición propiamente dicha, porque el principal asunto a considerar era la profundidad y precisión en la exégesis, y una vez obtenido el sentido pleno del texto, entonces debíamos ordenar los materiales, y cuidar aspectos cruciales de la explicación tales como, la simetría entre sus partes y la progresión del sermón, sin descuidar sus aplicaciones.
 
Pero luego, ya estudiando en los seminarios reformados, estos conocimientos fueron ampliados y la inserción de la visión Cristocéntrica en la predicación, fue el elemento más significativo que aprendimos, pues ahora toda la Biblia tenía sentido, una visión pactual centrada en el Señor Jesucristo, y toda aplicación que se desprendiera debería apuntar en esta dirección, la ética ahora importaba porque estaba conectada a la fuente ¡¡cómo no glorificar a Dios en su Hijo, cuan grandes es su gloria en toda la tierra!!.
 
El nuevo blanco de los misiles de esta contrarreforma moderna es la predicación expositiva, las razones son diversas y en ocasiones fuera de toda razón, algunos dicen que no da libertad al expositor, que bueno, porque de nada debe servir la libertad si no somos esclavos del texto bíblico que muestra a Cristo; otros han criticado con dureza los sermones de tres puntos, y al preguntárseles por qué, no presentan una propuesta metodológica seria, y mucho menos una razón bíblica convincente por la que no deberíamos predicar de forma expositiva, sistemática y en tres puntos. Lo cierto es que las tres secciones del sermón, aunque pueden ser más o tal vez menos, no hacen que una predicación sea o no expositiva, la predicación textual y la temática, por lo general también los tienen.
 
El punto es que tres divisiones se recuerdan con mayor facilidad (Pedagogía básica), el Apóstol Pablo usa triadas en varios de sus escritos, y en algunas de sus epístolas como las dos dirigidas a los Corintios, hay capítulos enteros que por tener una estructura de quiasmos , por la parte descendente y la ascendente hacia la idea cristológica principal, se encuentran con facilidad tres puntos, que cuando se predican libros de la Biblia de manera sistemática, facilitan tanto la interpretación, como la exposición.
Alguna vez uno de mis estudiantes de homilética se levantó y me dijo que Spurgeon no predicaba expositivamente, le pregunté por qué afirmaba eso, y él me dijo que el predicador británico no seguía un libro en orden, y que en sus mensajes por lo general no había más de tres versículos, tuve que hacer un gran esfuerzo para no reírme y ofender a mi alumno, pero luego con paciencia le dije, estamos de acuerdo con que él no enseñaba a lo largo de un libro , pero la extensión del pasaje no determina si una predicación es expositiva o no, sino la profundidad con que se enseña.
Seguramente mi estudiante al igual que otros, han sido enseñados por buenos libros en donde se dan puntos generales sobre la estructura del sermón expositivo, pero no se trabaja el contenido y la presentación. El aspecto final de la crítica, y que he observado más que todo en iglesias que han abrazado el liberalismo teológico, es que la predicación expositiva no tiene poder, ni unción, y un largo etcétera de subjetivismo, y ante eso no podemos caer en la trampa del niño de primaria, yo si canto bien y el otro dice que no, prefiero usar la evidencia de la eficacia de la predicación expositiva en la historia, pues una gran cantidad de los mejores expositores cristianos hicieron uso de ella, por ejemplo, Edward predicó expositivo, como también lo hizo Owen, antes de ellos Juan Calvino y Knox, en épocas postreformada los puritanos, así como grandes hombres del siglo XX, Lloyd Jones es un ejemplo maravilloso, y en Colombia, Eugenio Line (Mi amado mentor), Leonel Ortiz, Guillermo Gómez, Julio Benítez, Sergio Ruiz, Gabriel y Pablo Prieto, Oduver Miranda, Steward Orozco, Miguel Beleño o dos jóvenes brillantes como Alejandro Castilblanco y Julián Carvajal, todos estos, predicadores fabulosos y por la gracia de Dios a quienes no les falta capacidad o vida espiritual, pues Dios se las ha dado en abundancia.
 

El ataque a los fundamentos de la Reforma es un ataque al evangelio

 
Ahora bien, no sé hasta donde son conscientes quienes atacan la fe reformada, que cuando intentan destruir la identidad de las iglesias que tenemos estos distintivos, no atacan un aspecto particular en sí mismo, sino que en realidad rasgan la piel o quiebran el brazo, y si el propósito no es destruir, entonces ¿cuál es? Acaso que adoptemos una visión eclesiológica que no creemos, o sólo que adoptemos un distintivo que hemos probado a la luz de la Palabra y de la tradición reformada y hemos encontrado que no corresponde con lo que Dios ha ordenado.
La otra posibilidad, y que me cuesta creer, es que tan constante y enérgica lucha sea confundir a los creyentes de nuestras iglesias locales, para que asistan a las suyas, eso me parece mucho más difícil de lograr, pues convencer a un reformado que no lo es para que ahora si lo sea, pero de una manera que nunca se ha reconocido, es algo ingenuo; pero cabe una tercera posibilidad que presento a continuación.
 

¿Cuál es la razón para atacar la fe Reformada?

 
Puede ser que algunos de los líderes de estas congregaciones que atacan la fe reformada, sean personas capaces, pero que nunca pudieron encajar dentro de las iglesias locales de la Reforma, tal vez porque sus ideas no eran la de los pastores y oficiales, y la prueba de que no iban en la misma dirección es lo que están haciendo ahora, es decir, hicieron bien en salir, puesto que nunca podrían armonizar ideas tan diversas sobre la iglesia, en un mismo cuerpo de ancianos.
También pudo darse que algunos salieron heridos y, nunca buscaron con sinceridad la reconciliación entre hermanos, permitiendo así que el odio dirigiera sus pasos, y esto los ha llevado a gastar recursos tan necesarios para el evangelio, en una guerra contra hombres, que ni siquiera saben que los odian, y que tal vez estén orando por ellos, por su ministerio e iglesias.
Puede ser también que algunos pastores no hayan visto las capacidades que algunos hermanos tenían, y eso puede pasar, no hay ministro inerrante y en la providencia de Dios, el reino se extiende, gloria al Señor por eso. Aquí el reto es orar por la persona o iglesia a la que se le atribuye la afrenta, y buscarlos para tener una conversación honesta, y luego replantear el curso de acción, la motivación que se tenga.
¿Todas las denominaciones cristianas tienen la verdad?
Otro asunto que me preocupa es la idea que se ha lanzado desde las redes sociales, de que como hay creyentes en todas las denominaciones, entonces todas las denominaciones tienen la verdad, de hecho, algunos conocidos líderes cristianos han dicho, sin ruborizarse, “Los pentecostales tienen la verdad; los carismáticos tienen la verdad, los adventistas también tienen la verdad…” y un largo etcétera. No obstante, pareciera que no se dan cuenta que la verdad no es un asunto subjetivo, sino que aún como principio hermenéutico, el significado de la Biblia no es tan generosamente amplio, como muchos quisieran.
Si fuera así, no importaría en donde se congrega cada uno y no existirían preocupaciones por hacer conferencias para reafirmar los puntos doctrinales que nos unen o nos dividen. La confusión se debe, creo yo, a que no se diferencia entre ser salvado por Dios, a pesar de estar en una iglesia local con profundas deficiencias doctrinales, y congregarse en una iglesia con una doctrina sana, bíblica e histórica.
 
Es cierto que hay hombres piadosos y humildes, como también arrogantes e impíos en todas las congregaciones del mundo, y eso no permite que hagamos una evaluación objetiva de las congregaciones desde el carácter, hay iglesias locales con excelente teología, en donde han dejado enseñar a “niños llorones”, quienes se creen Agustín de Hipona después de medio leer, La Ciudad de Dios. El hecho es que Dios salva a pesar de la deficiencia de algunas doctrinas.
 
Ahora si me preguntan si creo que nuestras denominaciones tienen la doctrina correcta, respondo con un simple si, de lo contrario estaría reuniéndome en otro lugar.
Las principales diferencias que existen en la actualidad y que difícilmente se puede aproximar a nivel académico, van desde la soteriología, pasando por la eclesiología hasta llegar a la escatología, pero con un largo espacio entre estas, y lo peor pareciera estar por venir, debido a que el teísmo abierto empieza a ocupar el puesto de la sana doctrina, la negación sistemática y repetitiva de la simplicidad divina, la impasibilidad, e incluso la omnipresencia y la eternidad de Dios, deforman el cristianismo transformándolo en otra cosa, que tendrá resultados lamentables muy pronto, como por ejemplo el trinitarismo social, y de seguro la formación teológica seria, jugará un papel importante en las próximas generaciones, pues si se sigue tratando de reemplazar la tradición de la Reforma, por movimientos neoevangélicos dentro de las iglesias, podríamos volver al modelo de iglesias conservadoras de antaño, con grandes hombres de Dios y de buena predicación, pero no con los distintivos que nos identifican como históricos y realmente confesionales.
 
Una propuesta de paz o una declaración de guerra
Nuestra realidad actual, como la entendemos es que los distintivos que nos hacen reformados, están siendo sistemáticamente atacados. Falta determinar si estas acciones continuas, son una declaración de guerra contra la Reforma, o sólo es la confusión de un grupo de hermanos que piensan que haciendo esto “hacen un favor a Dios”, o también que tengan un problema de identidad y se autoperciban como lo que no son, en ese caso, la mayor necesidad que tendrían es la de, a través de la Escritura y la tradición, encontrarse con lo que son y ponerse nombre.
 
De nuestra parte, el anhelo es no entrar en una confrontación que sea de mal testimonio para el mundo, quienes observarán con placer que nos devoramos unos a otros dentro del templo del Señor; pero esa voluntad de paz, no significa que vamos a callar ante lo que consideramos un ataque contra las iglesias de la Reformada, pues si se trata de defender la fe, no nos faltan herramientas efectivas no sólo para resistir, sino para pasar a la ofensiva de manera eficiente, aún creemos tener una tradición y una erudición fuerte, sobre la base de la Sola Scriptura, pero comprendemos que nuestro principal objetivo apologético, es glorificar a Cristo, sin aplastar a nuestros hermanos, antes ganándolos y pudiendo hablar con gozo de lo que el Señor ha hecho.
 

¿Qué pasará en los próximos años?

Es probable que durante los próximos años, la tensión se aumente en vez de disminuirse, parece existir toda una agenda de afirmación sobre la necesidad de acabar con la teología reformada, principalmente en los puntos que hemos citado, pero ante esto debemos decir que estamos convencidos por la Palabra y la razón de que caminamos en la fe de Jesucristo.
 
Sólo dos cosas pueden ocurrir, una que se recobre la sensatez y quienes defienden esta especie de contrarreforma, reflexionen y empiecen a ocuparse de la evangelización de los inconversos, pero también en la academia y el estudio denodado de la fe; pero en el otro escenario, continúan golpeándose contra la pared, y atacando a hermanos que, bajo otras circunstancias, podrían serle de gran beneficio en su crecimiento espiritual.
 
Escrito por,
Alexander Mercado Collante
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